miércoles, 29 de noviembre de 2017

Bocetando en el Caminito del Rey


Conocer el movimiento Sketching como estilo de dibujo hace dos años fue tan revelador como cuando descubrí la técnica de escritura automática hace algunos más.

Aunque ciertos grupos de Urban Sketching siguen unos postulados muy concretos, lo que más me interesa aquí es la esencia de la propuesta. Se trata de dibujar en plan boceto, bosquejo o apunte, y aplicarlo como una técnica en sí misma. Dibujar in situ, al natural, dejándote llevar por la imagen o el paisaje que te inspira y eliges retratar.





Primer cañón. Desfiladero Gaitanejo.

Como en la escritura automática, sobreescritura o fluir de conciencia, uno deja a un lado al censor interior; entre otras cosas, porque no hay tiempo para atenderle. La acción es lo único que cuenta, y cuanto más rápida, mejor. No vale pensar, ni detenerse a observar lo que se está haciendo, y mucho menos, planificar el cómo hacerlo. Se trata de conectar con el lado derecho del cerebro, y darle salida con total libertad y espontaneidad o, al menos, la mayor que uno pueda permitirse.

Lo que más me apasiona de crear es el proceso creativo en sí mismo. Más que el resultado, la construcción de la obra. El impulso, la llamada insistente que surge desde ese lugar incierto y profundo que nos lleva a abrir el ordenador y a teclear con frenesí, o a coger un lápiz, un lienzo y pinturas, o lo que cada uno prefiera. 

Vivir lo que podríamos llamar el arrebato creativo. Conectar con esa fuerza primitiva que es la creación y bailar con ella es una de las experiencias más excitantes del acto de crear. Al menos, en mi caso, es cuando más viva me siento. Creación en estado puro.





Segundo cañón. El Tajo de las Palomas. El Valle del Hoyo. Buitres leonados.

Rendirse a la experiencia vital de navegar con el hemisferio derecho del cerebro, disfrutar de esas corrientes de aire, de esos rápidos, de esos saltos que se generan, permitiendo que la energía circule sin oponer resistencia. 

Dibujar sin ser meticulosa, dejando que el cuerpo respire y respirando con el cuerpo. Dibujar como quien canta porque le gusta cantar, sin detenerse a pensar si lo hace bien o lo hace mal. Lo hace por el placer de hacerlo y ya.

Soy una gran defensora del “sé feliz creando”, del disfrutar mientras sucede, y dejar que suceda de verdad. No siempre es fácil. A veces, nuestra mente genera obstáculos, creencias falsas que, lejos de ayudarnos en el proceso, nos limitan y estancan. El Sketching puede ser un buen recurso para soltarse a dibujar, igual que la escritura automática para ponerse a escribir.

Ya habrá tiempo después de pulir, dar forma, corregir y todo lo demás. Dar paso al hemisferio izquierdo y dejar que actúe con todas sus magníficas funciones y habilidades. Lo que ocurre es que, en muchas ocasiones, el izquierdo se quiere hacer con la hegemonía del proceso creativo desde el principio, y es entonces cuando vamos mal.




Cierto es que en algunas manifestaciones artísticas es más fácil corregir que en otras. En la escritura, tantas veces como uno quiera (lo que puede convertirse en un problema, si eres un obsesivo del lenguaje). En el dibujo es otra cosa. Puedes modificar, cambiar algo, pero si te pasas borrando, más vale empezar uno nuevo.

Por eso, vuelvo al estilo Sketching, porque plantea el dibujo manteniendo su naturaleza original, sin interferencias academicistas, sin necesidad de plantearse grandes retos técnicos ni generar expectativas. Tal vez, si los sketchers profesionales me leyeran discreparían de lo que pienso. Tal vez, defenderían su arte como algo que “parece” fácil; pero no lo es. Está claro que no. De hecho, considero que supone un reto mayor que dibujar de forma planificada, requiere mucho coraje y valor. A veces, cuando recorro museos y se exponen junto a las obras pictóricas consagradas los bosquejos previos que hicieron los artistas, advierto en los bocetos algo que en cierta medida se pierde en la obra final. Ese trazo puro, incontaminado. Una suerte de espontaneidad, de fuerza vital y primigenia, que solo en el boceto se capta con todo su esplendor y pureza.

Cada momento tiene su afán, como dice un amigo. Seguiremos dibujando con un “estilo” más estudiado y analítico cuando lo requieran ciertos planteamientos estéticos; pero también, seguiremos soltándonos la melena cada vez que surja el impulso, y tengamos el nervio y las ganas de seguirlo.







Tercer cañón. Desfiladero de los Gaitanes. Puente colgante. Pasarela de salida.


martes, 28 de noviembre de 2017

Poemario Marino




 I

Zambullirme en picado como alcatraz,
Despertar el deseo que dormita
En el guyot de tu fondo.

Agitar océanos,
Confundir las mareas y sus ritmos.
Acariciar algas.

Vaciar el veneno oculto
En los tentáculos de tus anémonas.
Bailar su danza.

Y volver a tierra,
Para fondear en la ensenada
De tus brazos.


II

Descender el talud continental de tu alma,
Trazo a trazo,
Sin dejar a salvo una grieta.

Alcanzar las llanuras abisales de tu ser,
observar la oscuridad de tu abismo.

Perderme en el vapor
De tus palpitantes chimeneas.
Aguas termales de lo innombrable.

Revolver el suelo polvoriento,
Con los zancos de mi pez trípode.

Agitar la muerte sedimentada,
Hacia arriba,
Para tornarla a la vida.

   
III

Crustáceo microscópico,
Krill de la existencia.

Ser tan solo una parte
De las toneladas diarias que
Alimentan tu conciencia.

  
IV

Cerrar el aventador.
Inmersión
En la placenta finita del azul.

Retener la memoria intacta.
Concentrado el recuerdo.
Archivos de milenios.

Avanzar en la calma cetácea
De profundas y gélidas aguas.
Como quien no avanza.

Abrir el aventador,
Espirar chorros de pasado
A mil metro de alturas.

Romper aguas
En un solo salto acróbata
De yubarta.

Sumergirme nueva,
Con la sola imagen
Del presente incesante.


V

Llamando,
Con el sonar del pensamiento.

Respuesta que retorna
En forma de eco lunar.

Recorriendo la distancia equidistante,
A la misma velocidad.

Avanzando a saltos por el aire,
A propulsión bajo el mar.

Chasquear,
Identificar el silbido de tu voz.

Golpear la piel estirada del agua,
Con la cola golpear.

Recibir el feedback de tu aleta,
Sobre el tambor de sal.

La distancia que se acorta
A la misma velocidad.

Delfín mular encuentra
A delfín mular.

Piruetas en el aire,
Salto espectacular.

Caricias deslizantes,
ondas a la par.

¿Para qué me querías?-preguntas
Para amar y jugar.