lunes, 25 de marzo de 2024

Queremos ser su voz. Ciencia con Corazón

Seguimos en Valencia, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y entramos al Museo, siempre está una dispuesta a aprender algo nuevo...

No a costa de la angustia de otros seres vivos. Sencillamente porque no es necesario, teniendo tan magistrales documentos gráficos y audiovisuales de todo tipo donde nos muestren los mismo con seres vivos libres. POrque...


¿DÓNE ESTÁ MAMÁ GALLINA?



Nacer de un huevo, en una plataforma acristalada. Buscar el calor del cuerpo de mamá gallina, caminar entre plumas y hallar solo el calor artificial de una lámpara. Ojos que vienen y van, voces, gritos, golpeteos en el cristal.

No entiendo esa parte de la ciencia que se proclama deshumanizada.

Defiendo y comparto una ciencia desde el corazón.

No quiero niños que hayan visto cómo eclosiona un huevo y nace un pollo sin saber de dónde viene ese huevo y quién recibe a ese pollo.

Divulgar desde un proyecto educativo frío, desnaturalizado, sacado de contexto y de su ciclo vital para mí es una divulgación errónea y empobrecedora . Una ciencia basada en el egoísmo humano, que mira solo por su propio beneficio. Una ciencia mercantilista.

Por muy efectiva que pretenda ser en su dimensión científica, no deja de ser ignorante en su dimensión emocional y espiritual. Yo no veo ciencia, solo economía cuando miro a estos pobres pollos recién nacidos del huevo. Una imagen cruel y desvirtuada.

Reivindico una ciencia que mire hacia ambas partes. Al final somos lo mismo. Animales, humanos, el planeta, es todo lo mismo.

Y aunque no soy científica, sí formo parte de este planeta y tengo derecho a expresar cómo quiero que sea tratado, tanto la Tierra, como mi propia especie y el resto de animales.

Solicito más empatía en la divulgación científica. 

Más espacio para el amor, más justicia, más corazón. Ciencia con corazón. 

Lo otro no me sirve, no me aporta, no me completa como humana.


¿HAY DERECHO A ESTO?




Desde mi entender y mi sentir, no. No hay derecho.

Hay gente que dice que no tienen una conciencia como nosotros, que no sufren porque no están evolucionados y su nivel cognitivo es inferior.

Pero yo digo que no es así. Que no hay más que observarlos para darse cuenta del calvario que están pasando. Que no tendrán raciocinio ni una conciencia como la humana (aunque tampoco sabemos qué tipo de conciencia tienen), pero tienen algo mucho más poderoso, el instinto.

Y tiene que ser horrible querer seguir tu instinto, en busca de tu hábitat, olores, temperaturas, texturas, cobijos, sonidos, el sol, el aire, el agua… querer seguir el instinto de experimentar lo que te corresponde como ser vivo y no poder. Verte preso, encapsulado, en una locura sin retorno, buscando y buscando salir de ese cautiverio y sin la más mínima posibilidad de conseguirlo.

A mí me genera mucha ansiedad ponerme frente a los animales en cautividad, da igual lo mucho o poco evolucionados que digan que están, lo grande o pequeña que sea su capacidad sensitiva.

Cuando me dicen que antes que proteger animales o destinar dinero a sus causas están los humanos, yo les digo es lo mismo. Quien hace daño a un animal hace daño al humano que lo ama. Si no te importan los animales, pero sí el bienestar humano, te confirmo que esto es así. Quien los daña a ellos, nos dañan a nosotros, a quienes los amamos.

Si eres de los que te gustan los animales, te propongo que la próxima vez que visites un zoológico o parque temático animal te plantes frente a ellos y trates de mirarlos no solo con los ojos de la mente, sino también con los ojos del corazón. Pregúntate y pregúntales, ¿estás bien aquí, preferirías estar en otro lugar, en tu medio, por ejemplo? Obsérvalos, mira si están alertas y activos, o los ves estresados, apáticos, aletargados, o enloquecidos como el bicho de este video.

Hay que gente que dice, qué más da, si han nacido en cautividad, es lo único que conocen, no sufren por lo que no tienen porque no lo conocen. Frente a esto, lo único que se me ocurre preguntar a esas personas es si creen que el niño que se nació y se crio los primeros años de vida en una habitación como refleja la película del mismo nombre La habitación, si creen que ese niño podría haber conseguido crecer y formarse como un adulto sano y completo sin salir de ese receptáculo. Sin salir al mundo.

No lo creo, la verdad, no creo que algo así sea posible. Porque en última y primera instancia, el hábitat del hombre es el mundo. Porque en última y primera instancia, el hábitat de los animales es el mundo. Es el mismo hábitat para todos. Tenemos el mismo derecho de disfrutarlo por igual. No es justo que los apresemos, los saquemos de su medio o los reproduzcamos en cautiverio y los mantengamos presos el resto de sus días, o cada uno de los días de su vida desde que nacen.

Lo miremos por donde lo miremos asumamos que no es algo que estemos haciendo bien. Intentemos cambiarlo. Intentemos hacerlo bien y para el bien de todos, el de humanos y el del resto de los animales.


VIVIR EN UNA CAJA DE CRISTAL




Viven en los suelos oceánicos, pueden llegar a 6 kilómetros por debajo de la superficie.

Su origen se remonta a la Era Paleozoica, hace 485 millones de años aprox.

Se han identificado hasta 1600 especies.

Se alimentan de moluscos, almejas, ostras, caracoles...

Poseen un ojo simple (ocelo) que detecta el movimiento y las variaciones de luz.

Se mueven lenta e imperceptiblemente mediante apéndices. No obstante, pueden "correr" por el mar o desplazarse rebotando cuando buscan alimento o sienten miedo.

Pueden adherirse fuertemente a rocas u otras superficies.

Las de mayor tamaño pueden vivir hasta los 34 años de edad (¡¿Encerradas en una caja de cristal?! Esperemos  por su bien que no)

Son sensibles a la temperatura, la luz, el tacto, la orientación y las aguas circundantes (aunque carecen de un cerebro centralizado).

Son capaces de regenera tejidos perdidos, como un brazo.

Si las sacas del agua mueren a los 3 o 5 minutos. También pueden morir por intoxicación y estrés si las tocas, al impedirles realizar el intercambio de gases que necesitan para su ciclo vital. 

Y después de saber todo esto podemos afirmar que sí, que estas estrellitas están la mar de felices viviendo expuestas en una caja de cristal. 

¿Os acordáis del confinamiento por COVID-19? ¿Lo mal que lo pasaron las personas que no tenían espacio exterior en sus viviendas donde salir a respirar? No es natural vivir confinados, apresados, encerrados. No es natural para ningún ser vivo. 

De nuevo reivindico, una Ciencia con Corazón, una Ciencia como corresponde, en consonancia con lo Natural. 


Queremos ser su voz. Llamemos a las cosas por su nombre, son cárceles para animales

 

Karma y yo visitamos La ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia y no podemos resistirnos ante la impresionante obra arquitectónica de Calatrava. Lástima que el arquitecto valenciano arrastre una historia  tan negra a sus espaldas, ganada a pulso por su mal hacer en tantos proyectos y sus desfalcos y pufos; que si no, caeríamos rendidos a sus pies artísticos. Pero lo primero es lo primero, hay ser honesto y buen profesional si quieres ganarte un lugar en el cielo de la celebridad. Y este no es su caso, pero aún así pasear entre los edificios que se extienden por el complejo como son el Palacio de las Artes, el Planetario, el Museo de las Ciencias, El Umbráculo, El Ágora… no deja de ser una experiencia neofuturista atemporal, donde cada edificio adopta una nueva forma según el ángulo o la perspectiva desde donde lo mires. Y cuando se superponen entre ellos parece que estés recorriendo las calles de una ciudad espacial interplanetaria.




 

Al Oceanografic (obra de Félix Candela) no entramos. No estamos a favor de parques temáticos con animales. Es un eufemismo hablar de educación marina cuando lo que en verdad hay detrás es explotación animal recreo-lucrativa a manos del hombre. Y las compañeras que sí entraron, nos corroboraron lo triste que resultaba ver a un cetáceo como la beluga encerrada en una piscina artificial. Por no hablar de la noticia que salió a la luz de un cuidador sobre los delfines del delfinario, que denunciaba al centro por malos tratos al someter semanalmente a endoscopias a estos preciosos mamíferos para sacarles del estómago los objetos que arrojan y se tragan de las piscinas. 

Estos parques temáticos con animales lo único que tienen en cuenta es el dinero. No nos dejemos engañar por mensajes del tipo conservacionista o de educación medioambiental. Detrás de todo ello hay un precio muy alto en sufrimiento y vida animal.

Karmita y yo creemos en la conservación de los animales en su habitat;  en este caso, a mar y océano abierto. Así se cubre una doble función, la protección de los animales y la del planeta. Pero claro, eso no renta a nivel empresarial. A no ser que se busquen fórmulas. Fórmulas más humanistas y empáticas con las especies con las que compartimos la Tierra.

Confío en que llegará ese día. El día en el que no existan zoológicos, ni acuarios, ni delfinarios; ni en definitiva ningún tipo de cárcel donde mantener a animales inocentes en cautividad.

La misión de karma, bienvenido al mundo

 Mi nuevo "niño" de tinta y papel salió a la luz el pasado 31 de enero, y ya está merodeando por el mundo, con muchas ganas de conocer gente y vivir mil y una aventuras.



Los lectores lo están recibiendo con los brazos abiertos y muchas sonrisas. Os dejo  algunas reseñas de lo que han dicho (aunque tendréis que agrandar un poco para leerlo bien).


También podéis ver la nota de prensa realizada por la editorial, así como el booktrailer del libro.

https://editorialcirculorojo.com/actualidad/maria-barrionuevo-almansa-publica-la-mision-de-karma-e-invita-al-lector-a-transformar-y-crear-su-propia-realidad/


https://www.youtube.com/watch?v=aaJNGQG8LOA


Muchas gracias a todos por vuestra cálida acogida.

Con amor,

Karmita y yo