A todas las mujeres que han sufrido
o sufren violencia de género,
con el deseo de que la vida les brinde la inspiración
y la fuerza necesarias para liberarse de su prisión
He cerrado mi jardín para ti.
Renuncio a seguir siendo doliente testigo.
Ya no quiero ver más cómo pisas mis flores,
ni cómo lanzas piedras a los pájaros de mi jardín
y destrozas sus nidos.
Me he vestido con un traje de tulipanes amarillos
para confundirme con el sol
y que no me veas.
He vetado mi jardín para ti.
No dejaré que vuelvas a escupir sobre el agua de mi río,
ni que lo enturbies con tus suelas manchadas de lodo.
Lo he cerrado por siempre para ti,
para que dejes de tronchar las ramas de los árboles que me dan cobijo,
de arrancar las rosas de mi rosal,
solo porque no puedes refrenar tu impulso de deshojar sus pétalos.
No volverá a quebrarse en mi jardín
su silencio con tu ruido.
Por fin respiro a mil años luz de ti,
amparada por la distancia de las estrellas.
La luna es mi centinela,
se cubre de negro y me oculta
y me avisa si te acercas.
A partir de ahora,
ya nunca volverás a entrar en mi jardín,
queda reservado el derecho de admisión.
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