jueves, 3 de febrero de 2022

Queremos ser su voz 2. Educación canina en positivo

 

Si le gritas a tu perro, conseguirás lo mismo que si te gritan a ti: atemorizarle, estresarlo.

Si le pegas a tu perro, conseguirás lo mismo que si te pegan a ti: miedo, desconfianza, tristeza, enfado.

Si castigas a tu perro y lo dejas atado durante horas restringiendo sus movimientos, conseguirás lo mismo que si te retienen a ti: estrés, ansiedad, desesperación, perturbación psíquica y emocional.

Si utilizas a tu perro como perro de guardia y lo abandonas en una nave o finca, o lo dejas pasar los días en un balcón, conseguirás lo mismo que si te incomunican y te aislan a ti: depresión,  ansiedad, fobias. Finalmente, se convertirá en un perro desequilibrado e infeliz.

Si quieres educar a tu perro y que te obedezca la mejor opción es la educación en positivo, reforzando el buen comportamiento que se quiera conseguir. Está comprobado que es el camino más rápido y exitoso para conseguir una conducta adecuada en cualquier etapa de desarrollo del perro, así como para alcanzar los objetivos educativos que te propongas. Puedes encontrar mucha información en internet sobre cómo hacerlo. Sirva este enlace como breve introducción sobre el tema:

https://www.tiendanimal.es/articulos/que-es-el-refuerzo-positivo-y-negativo/


Pero lo mejor sería que no solo quisieras que tu perro te obedezca, sino que tu deseo fuera que tu perro te ame. Si ese es tu propósito, educando en positivo conseguirás, además de una buena conducta, una relación llena de complicidad con tu amigo peludo (o sin pelo en según qué razas) y establecer un vínculo fuerte y duradero entre tu perro y tú. Si quieres que tu perro te ame, ámalo tú también, y trátalo como te gusta que te traten a ti, incluso cuando te equivocas.

Si tu caso es complicado y te sobrepasa el comportamiento de tu perro, siempre puedes recurrir a un etólogo o adiestrador profesional. Si no puedes permitírtelo, intenta exponer tu situación y pedir ayuda. Otra opción es ceder a tu animal a una persona o centro de confianza que pueda hacerse cargo de él con amor y respeto. En cualquier caso, se trata de ser responsable con el animal que en su día acogiste, y de desear lo mejor para él.

Aunque haya diferencias cognitivas, no hay diferencias en lo que respecta al sistema sensitivo entre animales y personas. Bueno, sí que las hay, ellos son bastantes más sensibles que la media de los humanos. La sensibilidad de un perro se podría comparar más bien a la sensibilidad de un niño, todo le afecta con mayor intensidad.

Si eres de los que trata de resolver los problemas de comportamiento de tu perro a base de gritar, regañar y pegar; te animo a que cambies de estrategia y pruebes los métodos que propone la educación en positivo basados en el respeto, el amor y la paciencia.

Aunque puede, que aunque entiendas esto que te cuento, decidas no cambiar tus estrategias y sigas gritando y pegando a tu perro porque prefieres que tu perro te obedezca por miedo a que lo haga por amor. En realidad, si eres así, no deberías tener perro porque no buscas a un amigo o un compañero en tu perro, buscas a alguien en quien descargar tu frustración e infelicidad. En ese caso, una de las salidas más inteligentes por la que podrías optar sería la de buscarte un profesional que te ayude a librarte de tanta ira que llevas dentro, hacer las paces con la vida y empezar a ser feliz. Tú será el primero en salir ganando; y detrás de ti irán tu perro, tus familiares, tus vecinos y todos los seres con los que te relaciones. La sociedad entera te lo agradecerá.

 

 

 

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